De tiendas

Me senté en un banco mientras esperaba a mi mujer que había entrado en una tienda de ropa, raramente la acompañaba al interior y era uno más de los hombres que esperábamos a las puertas del comercio.

Se me acercó un perro, solitario, sin collar, delgado, una oreja tiesa y otra caída.  Creo que conectamos enseguida, su mirada era triste, le acerque la mano con cuidado, me olió y pasó su lengua por mis dedos.

Se tumbó y se quedó esperando, tranquilo; le miré con cariño pensando en la vida que llevaría, al momento se produjo un revuelo a las puertas de la tienda y los vigilantes salieron corriendo detrás de una perra que se había colado entre los expositores de ropa.

El perro a mi lado se levantó rápidamente y corriendo se puso a la altura del animal que huía de la tienda; desaparecieron por el fondo de la calle. 

Algunos de los que estaban allí se rieron de la escena.

Minutos después apareció mi mujer con varias bolsas en las manos..

  • ¿Has visto lo que ha pasado con el perro? – Me preguntó

Inconscientemente le respondí con un ladrido.

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